La quietud reinó por treinta horas

Quizás como nunca antes había acontecido, la amenaza de un virus surgido a miles de kilómetros de nuestra ciudad, un día nos obligó a todos a permanecer en nuestros hogares, por 30 horas, para poder cumplir con otra de las tantas medidas que se han ido tomando desde el pasado 20 de marzo, por parte de la Mesa Local de Emergencia. Esta vez, todos comprendimos que era sumamente importante resguardarnos en nuestros hogares, para que el Municipio pudiera llevar adelante una amplia desinfección en la vía pública y de alguna manera, cómo nos podíamos comportar ante un pedido de aislamiento total por 30 horas seguidas.

La ciudad fue un fantasma. La fisonomía de las calles cambio totalmente, en cuestión de horas. Fue desde las últimas horas del sábado, cuando comenzaron a acallarse las voces, desde las 22 horas, a partir del cierre de todo tipo de comercios, según lo especificaba el decreto 2032/20.

Minutos después los silencios invadieron cada cuadra de la ciudad y solo se escucharon a los animales domésticos. También los pájaros fueron los que se pudieron escuchar en forma permanente, ahora que no había otros ruidos generados por los humanos, que los atenuaran o directamente los taparan.

Esta bandera blanca, que flameó durante 30 horas, fue una tregua para todos los rauchenses que desde el pasado 20 de marzo venían dejando de lado la comodidad personal, para estar al frente de cada acción, que se puso en marcha para que nuestra ciudad siga libre de la Pandemia que tiene en jaque al mundo.

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