Si bien la tarde del sábado se presentó fría, húmeda y con amenaza de lluvia – que recién se cumplieron alrededor de las 18 horas-, no representó un impedimento para llevar adelante los festejos centrales de las Fiestas Patronales en nuestra ciudad, recordando al Santo Patrono San Pedro Apóstol, protector de la ciudad.
Ese día tuvo lugar la solemnidad de los santos Pedro y Pablo.
Como en otras oportunidades, estuvo acompañando los festejos el obispo de la Diócesis de Azul, Hugo Manuel Salaberry. También el Padre Esteban Genusso, de Azul, recientemente ordenado sacerdote.
A las 15 horas se produjo la concentración de fieles en el Templo Parroquial para iniciar la procesión llevando la imagen del Santo Patrono. Esta vez no fue la tradicional vuelta a las plazas céntricas, sino una bicicleteada y caravana de autos, que encabezada por la imagen del santo, se desplazó por la ciudad.
El recorrido comprendió las calles Letamendi, Rivadavia, Conesa, Av. General Paz, Av. Matheu, Av. Irigoyen, Balcarce, Sáenz Peña, Av. San Martín, Belgrano y nuevamente Letamendi, para culminar con el ingreso del Santo en el Templo Parroquial.
A continuación, se celebró la Santa Misa. A las 16:30 horas, fue el momento recreativo, compartiendo tortas y chocolate y música, a cargo de los alumnos del Taller de Ensamble Musical, aportado por la Dirección de Cultura. Finalmente, a las 20 horas se concretó la tradicional fogata de San Pedro, frente al Templo Parroquial, con la participación de la Murga Alegría. Instantes antes de encender la fogata, el Padre Lisandro Vittola reunió en el atrio a los pocos fieles que habían resistido la lluvia, indicando que «vamos a pedirle a Dios que bendiga toda esta celebración, que se encienda la fogata, pidiendo que se quemen todas las cosas malas, cosas que queremos cambiar, para ser cada día mejores».