Vence tu temor, con Jesús

(Archivos de mensajes escritos por el Pastor Jorge Fernández)

Proverbios 15:15 dice “todos los días del afligido son difíciles, más el de corazón contento tiene un banquete continuo”. Sin dudas esta verdad bíblica es una realidad a la cual todos nos vemos confrontados, pues como seres humanos, desde el momento de nacer se inicia en cada uno lo que llamamos “la lucha por la vida” y en este peregrinaje de la existencia, nuestro ser físico, moral y espiritual debe superar crisis que arremeten contra la salud, contra la economía, contra la armonía de la familia, en una palabra contra la vida misma. Estos embates, si se prolongan en el tiempo, o si por el contrario son breves pero profundamente dolorosos, originan en el alma de todo ser humano (el alma está compuesta por mente, voluntad y emociones) aflicción, tristeza, desánimo, depresión, amargura. Como todos los humanos no tenemos la misma consistencia o resistencia emocional, da como resultado las diversas reacciones ante la adversidad.

Nos preguntamos, ¿Existe alguna forma o medio que nos ayude a comprender el origen de las aflicciones en general y como superarlas? Así como las leyes de física explican el proceder de la materia; el ser humano es ante todo espiritual, con inteligencia dotada y un albedrío de conciencia para elegir entre el bien y el mal. Sólo la sagrada escritura tiene la respuesta exacta a estas y otras inquietudes que nos preocupan. Jesús dijo en San Juan 18:33, “en el mundo tendréis aflicciones, pero confiad yo he vencido al mundo”.

A causa del pecado, hemos heredado una natural tendencia al desánimo o a la angustia sin esperanza, los cuales son muchas veces permitidos por Dios, porque muchos seres sólo se acuerdan de buscar el amor de Dios cuando están en el fin de sus propias posibilidades y lo único que resta entonces es levantar los ojos y preguntarse: ¿existe Dios, podrá ayudarme?.

Amados la desesperanza viene junto con el temor; cuando vivimos sólo para lo terrenal nos olvidamos que Jesús dijo “yo he vencido las aflicciones del mundo”.  No hablo de entrar o salir de un templo, sino de hacer la voluntad de Dios que finalmente es vivir cada día creyendo que él me ama, apartándome de aquello que sabemos que es malo y encomendando mis situaciones a Cristo siempre con fe, con gratitud. Que nuestros pensamientos sean de confianza y no de temor; entonces nos rodeará su paz. Ten buen ánimo. Dios no desampara.

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