Se dio lugar al pedido de los asesores letrados de la familia Acosta- Lasala, modificando la caratula de la causa que investiga la muerte del joven de 19 años, como consecuencia del siniestro vial acontecido el 27 de diciembre pasado.
Desde el pasado 28 de diciembre todo cambió para Marcelo Acosta y Patricia Lasala, cuando se enteraban que su hijo Juan Pablo de tan solo 19 años de edad había fallecido, tras no poder recuperarse de las graves heridas que había sufrido un día antes, al ser impactado por un auto, cuando se movilizaba en una moto por calle Colón e intentaba cruzar la avenida Belgrano. Desde ese día el dolor gobierna sus almas, pero también, en forma paralela comenzó a crecer a pasos agigantados su espíritu de lucha para pedir justicia. Que no todo quedar en un accidente vial y todo continuara puertas adentro, con el dolor como único protagonista.
Esa lucha, que es también de sus familiares, de su entorno, de los amigos de Juan Pablo y de mucha gente de la comunidad, llevó a un primer logro, que se alguna manera, aplaca algo el dolor y comienza a cumplir una de las promesas que Marcelo y Patricia han hecho al cielo, donde descansa su hijo.
En ese sentido, Marcelo, en declaraciones a este Diario, dio a conocer que la Justicia se hizo eco del pedido que había efectuado su asesor letrado Jorge Messina, solicitando la modificación de la caratula, a raíz de todos los elementos que se habían juntado en la causa. Hasta el momento la caratula era por «Homicidio culposo», pero la Justicia dio lugar a la solicitud de la familia de Juan Pablo, por lo tanto la imputación sobre Francisco Cirigliano, el conductor del vehículo que lo embistió será ahora de «Homicidio simple con dolo eventual», que tiene una pena en el Código Penal de 8 a 25 años de prisión.
Por el momento no se ordenó la detención del conductor del auto aunque es probable que los abogados de la familia la soliciten en el corto plazo.
Acosta indicó a este Diario que «sentimos un poco de alivio, al enterarnos del cambio de caratula y eso significa que él provocó la muerte de mi hijo, a partir de su accionar, y que tenía conciencia del riesgo que podía generar. Seguimos pidiendo justicia, por lo tanto pediremos su detención ante el fiscal, porque una persona que es un homicida no puede estar libre, no puede andar en la calle. Pretendemos que este en prisión hasta que se sustancie el juicio».
Con vos pausada y llena de dolor, Marcelo sostuvo que «hemos tenido mucho apoyo y contención de mi familia, mis amigos y de la gente que no me conoce, pero me ha trasmitido que se debe hacer justicia por Juan Pablo, porque esto no fue un accidente y desde el dolor más grande que puedo tener, quiero que esto siga para que estas cosas no vuelvan a pasar. Mi dolor no se lo deseo a nadie y por eso mantenemos esta lucha, para que nadie más en Rauch tenga que pasar por esto».
Explicó que se «pudieron juntar todos los elementos probatorios necesarios. Se puede ver que por el semáforo que esta una cuadra antes (en Belgrano y Almirante Brown), él pasa en rojo, se estima que a más de 100 kilómetros y luego frena a 82 kilómetros tras impactar a mi hijo».
«Es terrible todo lo que ha pasado. Lamento mucho todo esto, tener que hacer lo que hago, pero es lo que debo hacer como me criaron, donde me enseñaron que si alguien hace algo fuera de la ley, las debe pagar y él lo debe pagar», manifestó Marcelo, para agregar que «un consejo que puedo dar es que hagan caso a sus papás, porque no hay nada más triste que perder un hijo».
Con respecto al imputado como a su entorno (donde hay lazos familiares), sostuvo que «nunca se acercaron en todo este tiempo y hoy ya no lo quiero. No merecen darles ni mi respeto, porque más allá de ser papás, somos familia, no me gustaría tampoco estar del otro lado, pero considero que como padre cada uno debe hacerse cargo de las actitudes» y, visiblemente emocionado, agregó que «en mi caso seguiré cuidando a mis otros hijos. En ese momento no tuve la posibilidad de estar con mi hijo, él siempre estaba y trabajaba conmigo y siendo que le falle en ese momento».
Recalcó que «es terrorífico lo que estamos viviendo desde ese día hasta acá y esto (el cambio de carátula), es una caricia al alma, porque siento que esto no va a quedar en la nada y que esto sirva para que los chicos tomen conciencia».
De ahora en más se abre otro camino de lucha, justicia y esperanza, para la familia Acosta- Lasala, con el objetivo de mitigar el dolor que llevan dentro, desde hace ya 4 meses.