OPOSICION

Sede de la oficina local de Pami.
Nota de opinión del periodista Adrián Rodríguez.
Cada uno de mis viajes a España me fue dejando una huella, en cada visita a la familia de mi señora. El estar viviendo semanas en familia, me fue permitiendo conocer desde adentro vivencias que, a cada regreso, me daban la oportunidad de comparar con situaciones similares en mi país. Hubo una que me quedó grabada para siempre: la celebración (creo que nunca la vi tan feliz a mi suegra) cuando mi cuñada Maite había ganado la Oposición para ingresar como empleada administrativa a la Universidad de Barcelona. Hace 20 años de esto ya. Hoy esta imagen me viene mucho a la memoria. Busco en internet qué es la oposición en España y encuentro: “una oposición es un proceso de selección para acceder a los puestos de trabajo de la administración pública. Existen muchos tipos de trabajos dentro de la administración pública y de diferentes categorías profesionales, como por ejemplo: maestros, policías, administrativos o abogados”. Y agrega: “para poder presentarte a una oposición es necesario que cumplas con los requisitos que se establecen en cada convocatoria: formación, experiencia profesional, nacionalidad, etc. Si cumples con todos los requisitos, superas con éxito todas las pruebas del proceso de oposición y, obtienes las mejores calificaciones, podrás conseguir el puesto de trabajo”.
Esa experiencia que me marcó familiarmente, fue una de las tantas que viviría en cada viaje. En 2015, en ocasión de un viaje como dirigente deportivo a la ciudad de Palencia, en los días de estadía conversé varias veces con el entonces secretario de Deportes de la ciudad. Me contaba él que era un funcionario de carrera, que hacía 25 años que estaba al frente y que le quedaba poco para jubilarse. Que en su Municipio existían políticas de Estado que trascendían las gestiones y los partidos políticos. De hecho, ese año él ejercía con el mismo partido con el que había ingresado al inicio de la gestión.
Todas esas experiencias las fui asimilando en mi memoria, y de alguna manera las he ido “usando” en cada oportunidad que surge una comparación. La semana pasada se conoció la noticia del despido de Silvia Accomo del PAMI Rauch. Sin ninguna explicación, la funcionaria fue separada de su cargo. Había ingresado en setiembre de 2016, y cuatro años después es corrida del lugar. Su ingreso fue con cierta polémica, al igual que su salida ahora. La Argentina se ha caracterizado por ese modo de manejo casi siempre. El contacto, el conocido, la afinidad política, el amigo… cualquier figura es suficiente para obtener el “premio” de un cargo de por vida en la función pública. Y si no te pueden echar, probablemente pasarás a ser un elemento de descarte, a alguna área que pasará a ser el castigo, momentáneo al menos, hasta que TU partido vuelva a manejar los hilos. Rauch no puede ser excepción. Al menos es lo que viene ocurriendo en los estamentos provinciales. Pasó en el PAMI (se puso a cargo a una joven de “La Campora” desestimando a una funcionaria de larga trayectoria, idoneidad y honestidad como Silvina Dubor), en IOMA, en Anses y siguen las firmas. El caso más emblemático sin dudas fue en la Dirección del Hospital Geriátrico para Crónicos. Lugar sensible si los hay, y en medio de una pandemia única, a la política no le tembló el pulso y puso a una diseñadora gráfica al frente. Sin concurso, prueba de selección… nada. Solo pertenencia partidaria. Parece suficiente.
El Municipio ha sido la rareza. En diciembre de 2015, cuando Maximiliano Suescun ingresó al Palacio Municipal como Intendente, tomó algunas determinaciones inusuales: dejó como su secretaria privada a quien venía ejerciendo el cargo con el ex jefe comunal Jorge Ugarte, y no movió las piezas en Prensa Municipal. La decisión le traería dolores de cabeza en su propia gente, no entendiendo que no desplazara a nadie, y en su lugar pusiera a gente de fuego amigo. Personalmente lo consulté sobre esta decisión: “el Estado no tiene recursos para tomar más gente… Y ellos lo vienen haciendo bien en sus lugares”. Respuesta simple, y lógica. El tiempo le daría la razón: Fabiana Prieto, Gerónimo Maestri y Mariano Venzon siguen en el mismo lugar de trabajo. 5 años después. No solo eso: el Municipio de Rauch posee hoy 60 empleados menos que hace cinco atrás, lo que representa unos 1,8 millones de pesos de ahorro por mes a las arcas municipales.
La fórmula del ingreso y egreso del Estado en cargos políticos es más antigua que la democracia. Y la primera apelación como respuesta popular es la típica: “todos lo hacen, fijate el caso de… y cunden los ejemplos”. Probablemente no todos lo hagan y aunque así fuera, sueño alguna vez con la Oposición a los cargos. Y que entren los mejores. Y no solo los amigos.

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