El elenco estable de Candilejas volvió al ruedo artístico, con tres funciones colmadas de público, que se acercó durante el viernes, sábado y domingo, para ver la obra «No hay que llorar», de Roberto Cossa y que dirigió Juan Carlos Lapolla.
Este viernes, sábado y domingo, ante un gran acompañamiento del público, el Teatro Vocacional Candilejas estrenó la comedia «No hay que llorar», en su sala de Sarmiento 53.
La obra creada por Roberto Cossa, se presentó desde las 21:30 horas, bajo la dirección de Juan Carlos Lapolla. Contó con las actuaciones de Emma Socobehere, María Reportella, Sofía Oruezabal, Ezequiel Lapolla, Mauricio Novillo y el debut de Felipe Meaca. En poco más de una hora, con pequeños cambios adaptados a la actualidad, la obra ofrece momentos de risas, desencuentros, guiños con la platea, miradas cómplices y comportamientos absurdos, que mantiene la atención del público hasta el cierre final.
El estreno se dio en el marco de la celebración por los 69 años de la institución y dentro de los festejos por el 150° aniversario de la fundación de Rauch.
La comedia narra el encuentro de una familia de clase media argentina en los años ´70 (tres hijos adultos y las mujeres de dos de ellos) en la casa de su anciana madre para festejar su cumpleaños, una situación por demás trivial pero que tendrá derivaciones terribles. Personajes ordinarios proyectarán su historia, su personalidad, su situación económica y afectiva a la par de sus pasiones más bajas, disparadas a partir de una inesperada indisposición de la homenajeada. Este imponderable sacará a la superficie mezquinos intereses personales, incluidos los de la madre misma, una mujer avara incapaz de comprender las necesidades de sus hijos, dignos herederos de una crianza sin valores. Una familia cuyo lema es «No hay que llorar», es decir: «hay que fingir», «hay que actuar».
Esta novedosa propuesta resignifica y actualiza, a través del humor y el absurdo, un clásico de nuestro tiempo.
