Opinión: Tres mujeres y el poder que se viene en el PJ

La elección de Delia González como primera candidata a concejal de la oposición, una jugada de ajedrez de María Lamarche para marginar a Marisol Jodor a futuro.

En el terrero de las pocas certezas que puede deparar en la actualidad la volátil política nacional y particularmente la local, un dato certero desde hacía tiempo era que Maximiliano Suescun y María Lamarche reeditarían la elección del año 2015, con un (sorpresivo) ajustado triunfo del actual Intendente. Con una gestión irreprochable por parte de Suescun, y sin figuras nuevas en el abanico del Justicialismo de Rauch, todo hacía suponer que se renovaría el duelo. Pero mientras el Jefe Comunal ratificó este domingo sus aspiraciones, en el PJ inesperadamente Lamarche decidió dar un paso al costado y habilitar las sabidas aspiraciones de su otrora socia política Marisol Jodor. Costó entender esta nueva postura de Lamarche, siempre cómoda en el rol opositor y moviéndose con cintura y cierta placidez en tiempos de campaña. Difícil de entender dejarle el lugar a quien hasta hace poco era su discípula, su ahijada política, pero quien desde hace un tiempo se mostró revelada ante su mentora.

Tras la cesión del lugar, llegaron las condiciones a cambio del sacrificio: el primer lugar en la lista de Concejales, y por qué no, algunas pretensiones más (a saber). El anuncio de la postulación de Delia González, militante histórica del PJ, muy cercana a Lamarche y con un larguísimo recorrido lleno de concreciones como legisladora, ubica en tiempo y forma el tablero de ajedrez que supone María Lamarche a partir de diciembre.

Con escazas chances de erigirse con una victoria en octubre, y tras dos derrotas consecutivas con ella a la cabeza (la peor, la legislativa de 2017), María Lamarche hace tiempo empezó a elaborar una estrategia distinta, tendiente a recuperar protagonismo a futuro y posicionarse como líder indiscutible de la oposición.

La elección de Marisol Jodor para competir con Suescun fue muy celebrada en el Gobierno. Con poco predicamento en la ciudad de su nombre (incluso no es oriunda de Rauch), sin consenso en todas las líneas internas del PJ y un estilo siempre beligerante (alejado del tono conciliador de Lamarche), en las huestes de Suescun vitorearon la designación.

La jugada de Lamarche sin embargo, lejos de pretender ayudar al Gobierno (aunque indirectamente lo ocasione), busca generar un ámbito distinto a partir de diciembre, con un claro protagonismo de su sector, y un abrupto alejamiento de su ahora competidora. Marisol Jodor culmina su representación como concejal (fue elegida en 2015), y al ser la candidata a Intendente, una derrota la margina de cualquier lugar de preponderancia en el nuevo escenario. La aparición de Delia González, sumadas a las figuras de Emilio Tisera (del riñón de Lamarche) y de la propia Lamarche, dejarían un contexto propicio para que la concejala recupere el terreno perdido y se posicione como la líder de la oposición. Pensando en un no lejano 2023, con solo 55 años y una oportunidad de volver, ya sin Maximiliano Suescun en el horizonte ni tampoco (mucho menos), Marisol Jodor.

Cuando todo hacía suponer hace unas semanas que Lamarche sería la candidata del PJ, también era muy natural que Marisol Jodor fuera su primera candidata a concejal. Con una buena performance en el deliberativo estos cuatros años, y un discurso siempre dulce para los oídos del Kirchnerismo, era una cuestión de lógica pura. Lamarche pateó el tablero y se bajó de un plumazo. Parecía inexplicable. Ya no lo es tanto.

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